CAMPAÑA NACIONAL DE PREVENCIÓN DEL CÁNCER DE PIEL

En el marco de la 31° Campaña Nacional de PREVENCIÓN DEL CÁNCER DE PIEL promulgada por la Sociedad Argentina de Dermatología, desde OSJERA nos sumamos a la acción de prevenir, siempre destacando que el acto de la prevención puede ser determinante para el cuidado de nuestra salud.
Hace 31 años, la acción comenzó como la “Semana del Lunar” en el Servicio de Dermatología del Hospital de Clínicas José de San Martín. Desde entonces, cada año, la tercer semana del mes de noviembre se realiza con el objetivo de educar y concientizar a la población acerca de los cuidados que debemos tener frente a la radiación ultravioleta (como la del sol o de las camas solares) para evitar el daño acumulativo que nos produce. El éxito, a través de los años, hizo que se replicara en todo el país y se convirtiéndose en lo que hoy conocemos como la Semana de Prevención del Cáncer de Piel.
Este 2024 se realizará del lunes 18 al viernes 22 de noviembre.
FUENTE: SOCIEDAD ARGENTINA DE DERMATOLOGÍA
CÁNCER DE PIEL ¿QUÉ ES Y CUÁL ES LA CAUSA?
Como el daño solar es acumulable e irreversible, las exposiciones reiteradas e indiscriminadas producen a largo plazo un envejecimiento prematuro, lesiones precancerosas y cáncer de piel.
Es el tipo más común de los cánceres en el ser humano. En los EE.UU. se estima que uno de cada cinco habitantes lo desarrolle en el transcurso de su vida. Una de sus causas más importantes es la exposición a la radiación ultravioleta (RUV) proveniente del sol y otras fuentes artificiales, como las camas solares. Otras causas menos frecuentes son la exposición repetida a rayos X, la presencia de cicatrices importantes y crónicas por quemaduras severas, la exposición ambiental al arsénico y algunas enfermedades genéticas. La historia familiar de cáncer de piel también aumenta el riesgo de padecerlo.
¿CÓMO LO PREVENIMOS?
El cáncer de piel es curable en la mayoría de los casos, por eso es importante hacer un “autoexamen” frecuente, observarnos para reconocer qué tenemos y notar cambios. Además, visitar al dermatólogo para saber cuál es nuestro riesgo y cuál la frecuencia necesaria de control con el especialista.
SIGNOS MAS HABITUALES QUE HACEN SOSPECHAR UN CÁNCER DE PIEL
- Mancha rosada o rojiza, áspera al tacto y que se vuelve cada vez más rugosa o escamosa. Se ve especialmente en las zonas de mayor exposición al sol: cara, dorso de las manos, labio inferior, cuello y orejas.
- Aparición de lesiones nuevas, sobreelevadas, que crecen en forma sostenida en el tiempo
- Lastimaduras en la piel que no cicatrizan a pesar de un tratamiento correcto.
- Herida en la piel, sangrante, costrosa (con cascaritas), sin trauma previo evidente, que no cicatriza a pesar de un tratamiento adecuado.
- Lunar que cambia de coloración (tiene varios colores), sus bordes se vuelven irregulares, es asimétrico y crece (generalmente de tamaño superior a 6 mm), pica o se inflama.
EL SOL Y EN CÁNCER DE PIEL
El sol nos da beneficios, pero si nos exponemos sin protección, puede traer muchos riesgos. El daño provocado por la RUV es acumulativo, tanto proveniente del sol como de las camas solares.
CUIDARSE TAMBIÉN DE LOS DÍAS NUBLADOS, YA QUE LA RADIACIÓN ATRAVIESA LAS NUBES
Los menores de un año deben estar a la sombra con ropa liviana y sombrero, evitando el sol directo y tomando abundante cantidad de líquido para no deshidratarse. A partir de los 6 meses de vida pueden utilizarse protectores solares. Estos cuidados deben mantenerse a lo largo de toda la infancia y adolescencia. Los lunares pueden cambiar de color con la exposición al sol y a las camas solares. Esto se observa también durante el embarazo. Pero no hay que confiarse, siempre ante un cambio hay que consultar porque puede ser indicativo de un riesgo. Algunos fármacos (diuréticos, antiinflamatorios, antibióticos, medicación cardialógica, etc.) pueden poner a la piel más sensible al sol. Personas que han recibido trasplantes de órganos o quienes han recibido quimioterapia o radioterapia deben aumentar el cuidado frente a los RUV porque su riesgo es mayor. La arena, el agua y la nieve reflejan el sol y aumentan nuestra exposición a él.
RECOMENDACIONES
- Usar sombrero de ala ancha, anteojos con filtro UV certificado, ropa con mangas largas, ponerse a la sombra de los árboles, sombrillas, etc
- Evitar exponerse al sol entre las 10 y las 16.
- Usar en forma habitual cremas protectoras solares que bloqueen radiación UVA y UVB, de calidad reconocida y cuyo factor de protección solar (FPS) sea mayor a 30.
- Aplicar en toda la piel 20 minutos antes de la exposición y renovarlo cada 2 horas con la piel seca o cada vez que uno sale del agua y se frota o se seca la zona.
- Usar una cantidad generosa sin olvidar sitios como: orejas, empeines, labios, cuello, “pelada” de los calvos y tórax.
- No olvidar la protección solar al realizar deportes.
Es primordial conocerse y hacer el autoexamen en forma periódica. Si encontramos manchas nuevas o que se hayan modificado, debemos consultar con el dermatólogo
TODO LO QUE TENÉS QUE SABER SOBRE NEVOS O LUNARES
Los lunares (o nevos melanocíticos) son comunes en todas las personas. Los nevos predominan en las zonas más expuestas al sol pero pueden localizarse en cualquier parte de la piel.
¿Cómo son los lunares?
Los lunares frecuentemente son de un color amarronado, de bordes regulares y de un tamaño pequeño (menor a 5-6mm). Pueden comenzar como una mancha y con los años hacerse sobresalientes, pueden perder el color y, en ocasiones, tener pelos.
¿Qué son los nevos atípicos o displásicos?
Los nevos atípicos (o también llamados displásicos) suelen ser de mayor tamaño (más de 6mm), forma levemente asimétrica, varios tonos de marrón o rosados, mostrando un aspecto raro. Predominan en el tronco, especialmente en la espalda, pueden ser aislados o múltiples y en ocasiones verse en varios miembros de la familia. Las personas que los presentan tienen mayor riesgo de desarrollar melanoma.
Melanomas
El melanoma es un tipo de cáncer de piel que se origina cuando los melanocitos (las células que dan a la piel su color bronceado o marrón) comienzan a crecer fuera de control. Es mucho menos frecuente que otros tipos de cánceres de piel; pero es el más peligroso porque es mucho más probable que se propague a otras partes del cuerpo. Su diagnóstico precoz es fundamental para tener una buena evolución.
¿Cómo controlar los lunares?
- Consultar a un dermatólogo ante un cambio en un lunar o mancha, o la presencia de heridas que no cicatrizan.
- Observar los lunares y manchas en forma periódica: hacer el “autoexamen” con la ayuda de espejo y de otra persona.
- No olvidar revisar áreas ocultas o de difícil acceso: las palmas y plantas, genitales, cuero cabelludo, boca, ombligo, axilas, entre otros.
- Estimular estos controles entre familia y amigos.
Puntos a tener en cuenta para una consulta inmediata al dermatólogo:
- Aparición de un lunar o mancha nueva.
- Cambios de color en lesiones existentes (oscurecimiento, presencia de varios colores).
- Crecimiento continuo de un lunar, mancha o verruga en el tiempo.
- Picazón, sangrado o formación de costra sobre un lunar o herida que no cicatriza.
Notas Recientes
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